jueves, 22 de julio de 2010

LA TOLERANCIA ES UN DESAFÍO PERMANENTE EN LA CIUDAD DE LA PAZ

El 16 de julio, La Paz ha celebrado 201 años del grito libertario de 1809, y como se acostumbra a decir en esta linda ciudad, “paceños y no paceños” han festejado esta fecha cívica, en el marco de un desafío a la tolerancia, porque la ciudadanía se a encontrado con dos programas de festejos. Desde el CEMSE y EDUCRACIA nos adherimos al festejo cívico, a ese festejo iluminado por la “Tea” de Murillo, que es la luz que refleja permanentemente la libertad, para que el siguiente pensamiento sea eternamente presente: “los discordes en concordia en paz y amor se juntaron y pueblo de paz fundaron para eterna memoria”.

La Paz, por ser sede del gobierno, se ha convertido en una de las ciudades donde conviven muchos diferentes, es decir, hombres y mujeres que han venido de diferentes regiones de nuestra querida Bolivia, situación que le ha desafiado y desafía a ejercitar la tolerancia para vivir en paz y de manera constructiva. Es una ciudad, donde los que llegaron asimilaron formas de vida locales, también tuvieron espacios para compartir sus formas de vida regionales, gracias a la tolerancia de unos y otros, que se expresó en conciencia, respeto y aceptación del otro, lo que permitió que paulatinamente se vaya construyendo una nueva forma de vida que es el resultado de la interacción cultural.

Las escuelas y los colegios paceños, han sido una de las primeras instituciones llamadas a ejercitar la tolerancia, porque en ella niños/as y jóvenes, profesores y profesoras, padres y madres de familia procedentes de diferentes regiones han aprendido a conocerse, respetarse, valorarse, aceptarse y convivir en paz. Este ha sido y es un desafío permanente de escuelas, colegios y con mayor razón universidades; la ciudad de La Paz es la escuela donde desarrollamos las capacidades para ser tolerantes y prepararnos para vivir en cualquier ciudad o país, con gente diferente que es capaz de interactuar y convivir de tal manera que todos crezcan, porque se les respeta en su individualidad.

La Paz y sus instituciones que han ejercitado la tolerancia y la convivencia intercultural, por supuesto que se han enriquecido, porque sin perder su “paceñidad” han aprendido a vivir la “bolivianidad”; por ejemplo, en sus escuelas los estudiantes entonan con profundo fervor cívico y respeto, el himno de cada uno de los departamentos de Bolivia, conocen con la misma profundidad, la historia, las riquezas naturales, las costumbres, la cultura, el folclor, sus personajes, de todos los departamentos, sus provincias, municipios y comunidades, lo que permite que las comunidades educativas compartan sus vivencias traducidas en productos naturales e industriales, poesía, pensamiento, pintura, vestimenta, comida, música.

El trabajo de las escuelas y colegios, sin duda ha repercutido y repercute, para que en el barrio y en las calles de la ciudad, todos los hombres y mujeres que habitan en La Paz, tengan una convivencia basada en el ejercicio de la tolerancia, que se traduce, entre otras cosas, en una cultura ciudadana, que facilita el tránsito de las personas, que ayuda con el comportamiento de todos los ciudadanos que se preocupan por tener una ciudad limpia, acogedora, amante y respetuosa de las normas de urbanidad y vialidad y combatientes del caos.

La reflexión permanente que tenemos en EDUCRACIA sobre el ejercicio ciudadano democrático, nos invita a reconocer y proyectar escuelas y colegios paceños, que formen hombres y mujeres, capaces de construir permanentemente una ciudad de La Paz practicante de la tolerancia; la diversidad de personas que viven y conviven en la ciudad del Illimani, constituyen su gran riqueza y su permanente desafío.

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